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Movilización de Pacientes

Índice

Introducción: Movilización del paciente, sin material

Mover a una persona que no puede hacerlo por sí misma parece fácil, ¿verdad? Te acercas, le ayudas y listo. ¡Error! La movilización de un paciente, especialmente en situaciones de emergencia, es un arte que requiere técnica, paciencia y, sobre todo, conocimiento para no empeorar las cosas. Aquí te traigo una guía divertida (pero seria) sobre cómo mover pacientes como un profesional, sin usar un equipo sofisticado, ¡y sin romperte la espalda en el intento! (créeme , te ahorrará muchas lumbalgias…)

Técnicas esenciales de movilización que puedes aplicar hoy mismo

1. La técnica del arrastre (sin ser Hulk)

Esta es útil cuando necesitas mover rápidamente al paciente, pero no puedes levantarlo. En lugar de jugar a los superhéroes, puedes agarrar al paciente por detrás, desde las axilas, y arrastrarlo de espaldas. Ideal para salir de espacios estrechos o cuando la situación es demasiado crítica como para andar con rodeos.

2. El levantamiento a la caballito (no es lo que piensas)

Si tienes un compañero que te ayude, este método es una joya. Ambos se colocan a cada lado del paciente, lo levantan agarrándolo de los brazos y lo llevan casi como si fuera una silla humana. Lo bueno es que distribuye bien el peso entre los dos y el paciente se siente relativamente estable (y no como si lo estuvieras tirando en una carretilla).

3. El uso de sábanas o mantas (lo que siempre tienes a mano)

¿Quién dijo que las sábanas solo sirven para dormir? Coloca una sábana debajo del paciente y usa las puntas para arrastrarlo. Esto es especialmente útil en interiores cuando tienes superficies lisas o cuando el paciente pesa más de lo que tu cuerpo puede manejar por sí solo (te recomiendo ver la película «Hasta El Último Hombre» , en la cuál hay una escena muy interesante usando un método de arrastre con sábana )

4. El método de arrastre con el antebrazo (aquí se pone técnica la cosa)

Aquí no se trata de fuerza bruta, sino de técnica. Coloca el antebrazo del paciente cruzado sobre su pecho y arrástralo agarrándolo por la muñeca y el cinturón del pantalón. Es ideal si necesitas mover a alguien unos metros sin causarle mayores molestias. Eso sí, asegúrate de no tirar demasiado fuerte o puedes hacerle sentir como si le estuvieras arrancando el brazo (cosa que definitivamente no queremos).

Errores comunes en la movilización de pacientes, ¡y cómo evitarlos!

1. Subestimar el peso del paciente

Sí, todos queremos creer que somos más fuertes de lo que realmente somos, pero a veces es mejor dejar el ego de lado. No intentes cargar a un paciente solo si claramente necesitas ayuda. Este es el típico error que lleva a lesiones en la espalda. Usa técnicas que distribuyan el peso y, si puedes, pide ayuda. ¡No hay premios para los héroes lesionados!

2. Olvidar la ergonomía adecuada

Mantener una buena ergonomía es vital. Siempre debes mantener la espalda recta y doblar las rodillas para proteger tu columna vertebral. Mucha gente se olvida de esto en medio de la acción y termina con dolores o, peor, con lesiones graves. Si no prestas atención a la ergonomía, el problema se duplica: te lesionas tú y el paciente no será movido adecuadamente. Recuerda, cuidar tu cuerpo es esencial para movilizar al paciente con éxito. En la siguiente foto se ve un claro ejemplo de una buena ergonomía , esta misma hay que aplicarla con el paciente .

3. No comunicarte con el paciente

Aunque parezca obvio, a veces en la prisa olvidamos algo básico: hablar con el paciente. Explícale qué vas a hacer para que esté preparado. Aunque esté inconsciente, en situaciones críticas puedes tranquilizar a quienes te rodean (incluido tú mismo) con palabras claras y acciones seguras.

¿Por qué es importante saber movilizar sin equipo?

Te dirás: «¿Por qué no podemos esperar una camilla o algún gadget (artilugio o material) para mover a un paciente?». Pues resulta que en situaciones de emergencia, especialmente extrahospitalarias, no siempre tienes todo a mano. Imagínate que estás en medio de una montaña o un edificio sin ascensor. ¿Esperarás a que aparezca un equipo de lujo para mover al paciente? ¡No! Tienes que actuar, y aquí es donde entran estas técnicas que te salvarán el día (y la columna vertebral).

Saber movilizar sin material es fundamental no solo para garantizar la seguridad del paciente, sino también para protegerte a ti. Usar mal la fuerza puede causarte lesiones y, de paso, hacer que el paciente sufra más de lo que ya está. Así que presta atención, porque este conocimiento puede marcar la diferencia entre una evacuación rápida y eficiente o un desastre.

Movilización con material: Herramientas que facilitan la vida

Cuando la situación lo permite, contar con material adecuado para movilizar a un paciente es como pasar de viajar en burro a manejar un Ferrari. No solo mejora la seguridad del paciente, sino que también reduce el esfuerzo físico que debes hacer. Veamos algunas de las herramientas más comunes y cómo utilizarlas de forma efectiva.

1. Camilla rígida (la estrella del espectáculo)

La camilla rígida es el estándar de oro en la movilización de pacientes. Es perfecta para situaciones en las que es necesario trasladar al paciente de manera eficiente y segura. Su estructura sólida permite un transporte estable, lo que es esencial en situaciones de urgencia. Para utilizarla correctamente:

  • Coloca la camilla al lado del paciente y con ayuda de otros socorristas, gíralo en bloque para ponerlo sobre ella.
  • Asegura al paciente con correas, evitando que se mueva durante el traslado.

2. Camilla de cuchara (cuando necesitas delicadeza)

La camilla de cuchara es ideal cuando el paciente no debe ser levantado directamente del suelo debido a posibles lesiones internas o fracturas. Este tipo de camilla se divide en dos mitades, que se deslizan bajo el paciente y luego se cierran para moverlo con el mínimo esfuerzo y movimiento.

3. Sillas de evacuación (para salir de apuros)

Si el paciente debe ser movilizado por escaleras o espacios reducidos, las sillas de evacuación (Evac Chair) son tus mejores aliadas. Son ligeras y permiten un traslado rápido en edificios donde una camilla no entraría. Sin embargo, debes ser cuidadoso: siempre asegúrate de que el paciente esté bien sujeto y que tú o tus compañeros tengan buen control al bajar escaleras.

Conclusión: Mover a un paciente como un experto, sin volverte loco

La movilización de pacientes, tanto con material como sin él, no es solo cuestión de fuerza, sino de técnica y seguridad. Con las herramientas adecuadas y una buena técnica, puedes asegurar la seguridad del paciente y la tuya propia. Ya sea que te encuentres sin equipo en medio de la nada o con una camilla de última generación, lo importante es que sepas lo que haces y que sigas las mejores prácticas. ¡Recuerda que ser un buen socorrista es tanto de cabeza como de músculo!

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